31 de agosto, jueves
Se puede elegir entre dos rutas para
llegar a Sárria y escogemos la de la derecha, por San Xil, ya que por Samos es
más larga y además nos dicen que no se puede visitar el monasterio.
Mucho camino entre vegetación y
aldeas: San Xil, Furela, Pintin, Calvor, ...... y vacas, muchas vacas (y por lo
tanto moscas, muchas moscas). Antonio,
Manolo y yo nos confundimos y caminamos un buen rato por la carretera hasta que
retomamos el camino correcto y esperamos a Julián y a Paco en el bar Cines
degustando el chorizo local acompañado de sidra de grifo tirada como la caña de
cerveza.
El final de la etapa se hace muy
pesado por un camino de tierra junto a la carretera, hace muchísimo calor y le
saco buen partido al paraguas utilizándolo como sombrilla. A la entrada del
pueblo el personal de la oficina de información al peregrino nos orienta dirigiéndonos
al albergue, para lo que hemos de cruzar el río y subir tropecientos
peldaños. Tras instalarnos, vamos a
comer a una cafetería junto al río y luego a buscar combinación para
desplazarnos a Orense donde hemos quedado con nuestro compañero David. Al final
no vamos porque no hay transporte y él no puede venir a recogernos.
Damos una vuelta por el pueblo y nos
unimos al grupo de peregrinos que hay frente al albergue, lo que resulta un
gran acierto porque hacía mucho tiempo que no me reía tanto y tan a gusto. Se
trata de "la peña" que conocimos en la cena de anoche, chicos y
chicas jóvenes, y otros no tanto, con los que departimos un buen rato y
cenamos: Carmelo (vasco), Antonio (madrileño), los dos Danis (de Barcelona),
Victoriano (de Cádiz), Alejandro (valenciano), María (alemana), dos italianos,
una polaca, ...... Después de la cena nos preparan en el propio bar una
queimada para ayudar a la digestión, y ya nos tuvimos que ir a dormir cuando
vino a buscarnos el hospitalero porque tenía que cerrar el albergue, aunque
alguno continuó la fiesta dentro y fuera del edificio.
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